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(HOY HABLAMOS DE CAMBIO CLIMÁTICO, EL SECTOR DE LA EDIFICACIÓN Y NUESTRA PROPIA RESPONSABILIDAD)

Hoy, inmersos en la primera ola de frío del nuevo año (tampoco es para tanto, que estamos en invierno), nosotros nos ponemos a hablar de calentamiento. Pero no el de nuestros hogares u oficinas, tampoco de cómo se está disparando el precio de la electricidad con tanto uso de la calefacción. Hoy os hablamos del calentamiento
de nuestro planeta.

Los científicos, expertos en la materia y las autoridades comunitarias se refieren siempre a un aumento de dos grados en nuestro planeta.  ¿Por qué esta cifra? En la web de Ecologistas en Acción hemos encontrado la respuesta. “Hace tiempo que los científicos cifran en 2ºC el aumento de temperatura que no se debe sobrepasar para evitar un ‘cambio climático peligroso’. No significa esto que hasta llegar ahí estemos seguros, ni que una vez sobrepasado ese umbral se desencadene una avalancha de desastres climáticos. Es más bien parecido al límite de velocidad en una carretera: por debajo de él no hay garantía de ser inmune a accidentes, pero si se supera las probabilidades de accidente son mucho mayores, tanto más grandes cuanto más lejos del límite.”

, ¿Por qué dos grados?

Pero hemos seguido investigando. Porque de esta respuesta nos surgen otras muchas dudas: ¿Qué pasaría si la
temperatura de nuestro planeta aumentase esos dos grados?

Esos dos grados tienen nombre propio: Efecto invernadero. El aumento de gases en la atmósfera (el CO2 pero también, metano u óxido de nitrógeno” se traduciría en un deshielo, aún mayor, de los glaciares, que provocaría un aumento en el nivel del mar que haría desaparecer islas.

Los sitios secos serán todavía más áridos. No hablamos solo de un continente como África sino de algo tan cercano a nosotros como la cuenca del Mediterráneo. Y todo el planeta podría sufrir graves sequías. En otras zonas, las más húmedas de altas latitudes, el problema sería el contrario. Habría un exceso de precipitaciones que podría causar terribles inundaciones.

Además, el cambio climático hace que los fenómenos meteorológicos más graves (tifones, huracanes, tormentas tropicales, etc) golpeen con más fuerza. Y para finalizar conlleva la extinción de especies y la deforestación de nuestro planeta.

¿Y qué podemos hacer desde el sector
de la edificación?

A estas alturas ya casi es innecesario recordar que nuestro sector, el de la edificación, es uno de los mayores generadores de gases de efecto invernadero (40%), añadido a su responsabilidad (en otro 40%) del consumo de energía global.

, ¿Por qué dos grados?

La rehabilitación de edificios es fundamental para frenar las emisiones contaminantes foto @euroactiv

El sector tiene ante sí un reto para poner su grano de arena y evitar que la subida de esos dos grados de temperatura no llegue a producirse. La solución, pasa, no hay más opciones, por un fomento mucho más decidido de la rehabilitación de edificios. No nos podemos olvidar que la reducción de emisiones es también una oportunidad para transformar el sector y la economía española en general, hacia una economía competitiva basada en la eficiencia en el uso de los recursos.

Los expertos señalan que en el escenario rehabilitador más optimista se podría conseguir la rehabilitación de más de 300.000 viviendas al año. Con ello se reducirían las emisiones difusas del sector doméstico más del 10% cumpliendo con los compromisos marcados por la UE y la las emisiones debidas al uso de la energía del sector doméstico en más de un 80% en 2050 (ya no hablamos de la generación de empleo, ahorro de energía y riqueza que esto supondría).

El grupo de Trabajo por la Rehabilitación (GTR) señala en sus estudios que para conseguir estos objetivos, habría que subvencionar entre el 25 y el 35% de la inversión en rehabilitación energética, ya sea directamente o mediante desgravaciones fiscales, subvenciones que alcanzarían un máximo de entre 800 y 2.000 millones de euros anuales.

Además, no sería algo gravoso para las arcas del Estado. En sus trabajos, calculan un retorno vía fiscal por incremento de actividad de entre 20.000 y 35.000 millones de euros acumulados hasta el año 2020, y de 54.000 a 69.000 hasta 2030. El valor del CO2 ahorrado supondría también otra fuente de retorno.

Quizás cada uno de nosotros en su entorno personal y profesional pueda poner también su pequeña aportación para que esto no pase. Ya lo dijo Aristóteles: “El todo es mucho más que la suma de las partes”.