(LO QUE VALORAN LAS HERRAMIENTAS DE CERTIFICACIÓN SON SU APORTE AL EDIFICIO. REPASAMOS >QUE DICEN LEED, VERDE Y BREEAM AL RESPECTO)
El otro día leí un debate en linkedin de lo más animado. Los tertulianos (todos lo somos delante de un teclado) discutían sobre la sostenibilidad de determinado material de construcción. Unos defendían su baja conductividad térmica, otros hablaban de contenido reciclado y otro vino a sembrar la discordia afirmando que los materiales ni son sostenibles, ni dejan de serlo.
Mi reverencia hacia esta última aportación y creo que, en este blog, ya nos hemos manifestado alguna vez que otra en este sentido.
Un material por el mero hecho de ser fabricado ya lleva a sus espaldas un consumo de energía, recursos y emisiones contaminantes. Es cierto que unos mucho más que otros y que el contenido reciclado que pueda tener o la materia prima, natural o no, que lo componga definirá estos datos de consumo o emisiones de CO2 producidas.
Pero no será hasta su instalación y puesta en uso en un edificio cuando podamos medir su balance final. ¿Es capaz de proporcionar más ahorro de energía al edificio que el empleado en su fabricación, transporte e instalación? Es un buen material. ¿Se han empleado muchos recursos en su fabricación y tiene poca durabilidad? Es un material peor. Mucho peor.
Las herramientas de certificación de edificios así lo valoran. Tanto LEED, como BREEAM, como VERDE, por citar las más conocidas en nuestro país dan puntos al edificio a certificar teniendo en cuenta la CONTRIBUCIÓN de los materiales empleados en su construcción o rehabilitación.
También valoran que un edificio cuente con un aparcamiento para bicicletas, pero nadie afirma que las barras de metal fijadas a la acera sean sostenibles por sí solas. Del mismo modo tampoco lo es una lana mineral, un poliuretano o una ventana de PVC.
Eso sí. Entramos en materia. ¿Qué valoran de un material estas herramientas de certificación? En primer lugar su contenido de producto reciclado (entre 1 y 2 puntos en LEED), su comportamiento a lo largo de su ciclo de vida (BREEAM y VERDE), su aportación en el confort acústico del inmueble en el que se instalan (VERDE y BREEAM nuevamente) e incluso su innovación en diseño (LEED).
Tanto la española VERDE como la estadounidense LEED tienen en cuenta que la fábrica en la que han sido construidos estos materiales esté cerca del proyecto y qué radio de distribución de sus materiales cubren (800 kilómetros en el caso de LEED, 200 en el de VERDE). Por su parte, la británica BREEAM otorga hasta 3 puntos a los edificios que cuentan en su interior con “materiales responsables” reconocidos con certificados de calidad ambiental, etc.
En lo que sí coinciden las tres herramientas es en dos parámetros muy importantes a la hora de definir la “sostenibilidad” de un edificio. La gestión de residuos sobrantes de obra y la calidad del aire interior que pueden ayudar a conseguir. Hablamos en este último caso de materiales que depuran el aire interior y de los que no se desprenden compuestos orgánicos volátiles.
¿Y tú?, ¿Estás de acuerdo con nosotros? Hablamos de materiales y nos gustaría conocer tu opinión.
Los materiales no son "per se" sostenibles o no.
Solo lo son en mayor o menor medida en función de la funcionalidad que cumplen en el edificio y que alternativas tecnológicas puedan existir para cubrir las mismas o similares necesidades.
Un pilar de hormigón o acero pueden ser mas o menos sostenibles según las cargas que tengan que soportar el tipo de edificación, necesidad de otros materiales para su correcta instalación (por ej protección al fuego), mantenimiento necesario, ….
Es el análisis de ciclo de vida del edificio lo que permitirá ver que solución arquitectónica (conjunto de productos) proporciona los mínimos impactos ambientales.
La tendencia actual de las herramientas de evaluiacion LEED / HQE performance/ DGNB/… es que se evaluen las diferentes opciones de diseño del edificio para minimizar los impactos.
Los antiguos criterios de %reciclado / productos locales /… son visiones incompletas del problema y corren el riesgo de favorecer soluciones que simplemente trasladan los impactos de un lugar a otro (por ej se reduce la fase de fabricación pero se incrementa el mantenimiento o la durabilidad).
No procede pues hablar de materiales sostenibles sino de edificios (o diseño de edificios) mas o menos sostenible.