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(A la conquista del termostato)

Seguro que esta situación os suena: Mes de julio; 12’00 de la mañana. Un sol de justicia aprieta en la calle y en nuestro lugar de trabajo alguien suspira. Cinco minutos después se escucha arrastrar una silla y unos pasos que se dirigen hacia la pared. Silencio. Los pasos vuelven a su sitio  y tres minutos después alguien grita: ¡Quién ha tocado el aire acondicionado! 

, ¡Llega el verano! Comienza la gran batalla del aire acondicionado

El aire a 18º, ¡qué gran problema! (fuente: mapfre.es)

En cuestión de segundos se arma la “Marimorena”. Se forman dos bandos: los Mangas de Camisa y los Rebecas Porsicaca (por si acaso hace frío por la mañana; por si acaso refresca cuando salga; por si acaso el conductor del autobús ha puesto muy fuerte el aire, etc.).

Los Rebecas Porsiaca, a voz en grito y con fuertes ademanes, cogen sus chaquetas y se abrigan como si de Invernalia se tratase, mientras reclaman una temperatura “más agradable, 27º o 28º grados”. Alguna, más radical, se sube a una mesa y trata de cerrar los conductos de ventilación a fin de evitar “ese chorro del infierno”.

Los Mangas de Camisa, por su parte, cruzan los brazos (algunos por enfado, otros porque el calor se ha dejado ver y sentir en su indumentaria) y niegan la mayor: “No, no. Esto se queda a 18º, ¡qué así no se puede trabajar!”.

“El aire acondicionado es malo para la salud. Reseca los ojos y la nariz. Además, los filtros son nidos de porquería y de bacterias . ¡Y hace mucho ruido y gasta energía!”, alegan unos.

“Es imposible trabajar a más de 26º: se suda, da sueño y la oficina huele fatal. ¡Así no hay quién viva!”, contestan otros. Y así, durante varios minutos.

La batalla del aire acondicionado sólo llega a su fin cuando alguien dice: “El Ministerio recomienda 24º”.

“Bueno, 24º no son 18º”, afirman satisfechos los Rebecas Porsiaca. 

“Bueno, 24º no son 28º”, suspiran aliviados los Mangas de Camisa.

El termostato recupera su posición y todos vuelven a sus sitios. 

¿A qué os ha pasado alguna vez? ¿Y quién tiene razón? ¿Hay algo de verdad en estas afirmaciones?

Vayamos por partes (que diría Jack el Destripador) o por bandos:

Los Mangas de Camisa: A más de 26º no se puede trabajar.

Es absolutamente cierto. A partir de 26º el cuerpo no rinde correctamente, además, sudar nos hace perder líquidos y tenemos que hidratarnos constantemente. El empleo de sistemas de climatización en oficinas (siempre que estén correctamente instalados y en óptimas condiciones de mantenimiento) contribuye a mejorar la calidad del aire interior. El frío también reduce la aparición de insectos y parásitos.

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Si pudiesen, más de uno trabajaría así en la oficina. (fuente: eldeforma.com)

Los Rebecas Porsiaca: El aire acondicionado es malo para la salud.

Bueno, esta afirmación no es del todo exacta. Si bien es cierto que, según datos de la Fundación Mapfre, los aires acondicionados estarían detrás de la mitad de las bajas laborales y absentismos en verano, (y que producen alrededor del 40% de las consultas de atención primaria), lo cierto es que la culpa no es del aparato propiamente dicho, sino del mal uso que se hace de él.

Un inadecuado mantenimiento puede hacer proliferar los gérmenes, bacterias y ácaros en los filtros. La orientación de los llamados “chorros” hacia las personas tampoco ayuda a evitar resfriados, dolores musculares y/o de cabeza. Y sí, es cierto, secan el ambiente.

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Y si tuviese una bufanda, también se la pondría. (fuente: blogdelg)

Una correcta orientación (podemos, incluso, instalarlo en otra sala y mantener las puertas abiertas para notar el frescor sin percibir el “chorro”), la limpieza regular de los filtros, y el uso de humidificadores, sobre todo en climas secos, puede ayudar a solucionar estos problemas.

En cuanto al ruido y el gasto de la energía, se pueden corregir manteniendo siempre una temperatura estable entre 24 y 26º (la recomendada para obtener un grado óptimo de confort) y aislando los conductos de distribución del aire con materiales aislantes, como las mantas de aluminio, que evitan las fugas térmicas y reducen la propagación del ruido. En este sentido, encontramos en el mercado materiales innovadores como los productos URSA Air, que además reduce la acumulación de suciedad en el interior del conducto, facilitando su limpieza y garantizando la calidad del aire interior.

El aire acondicionado (o cualquier sistema de climatización) no es malo. Su mal uso o mantenimiento es lo que nos puede acarrear problemas.

Si el sistema está limpio y se mantiene a una temperatura constante de entre 24 y 26º, el aire acondicionado es un gran aliado contra el calor. Para todos.