URSA se suma a la lucha contra la pobreza energética

La pobreza energética se ha convertido en uno de los principales problemas de la sociedad española. En las últimas semanas hemos hablado continuamente sobre cómo el confinamiento nos ha cambiado la forma de percibir nuestros hogares y de cómo han salido a la luz sus principales deficiencias y carencias.
Desde terrazas más amplias, mayor luminosidad, una temperatura de confort o un alto aislamiento acústico, la lista de lo que pedimos a nuestros hogares no ha parado de crecer. Nuestro descontento con las paredes que nos albergan se ha traducido en un buen número de casos, en la principal motivación para emprender esas reformas que siempre tendíamos a aplazar.
Según datos de la patronal del sector, Andimac, las reformas se han disparado en el primer semestre del año y, no se puede ocultar, el miedo a un nuevo confinamiento está detrás de muchas de estas iniciativas.
¿Pero qué pasa con aquellos hogares que no pueden permitirse la realización de la más mínima reforma?, ¿viviendas con familias en situación de precariedad que ni siquiera pueden encender la calefacción en los momentos más duros del invierno?
Todavía en nuestro país y, según Eurostat, la Oficina de Estadística Europea, el 10,1% de la población española es incapaz de calentar su casa adecuadamente cuando hace frío. Un dato alarmante, sobre todo si tenemos en cuenta que se sitúa dos puntos por encima de la media europea.
Además, y pese a lo que pudiésemos pensar, el porcentaje de hogares que sufren pobreza energética, lejos de disminuir con los años, ha aumentado como recoges la página web del Clúster Mejores Edificios.

¿Cómo podemos luchar contra la pobreza energética?
El precio de la energía, cada vez más elevado, y la situación de crisis económica en los últimos años, agravada por la pandemia de la COVID-19, han provocado que calentar (o enfriar) adecuadamente una vivienda sea todo un desafío.
Desde diferentes asociaciones como la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) o Green Building Council España, con las que URSA colabora, se aboga por la rehabilitación energética de las viviendas existentes como medida con la que paliar las necesidades energéticas de los hogares.
Pice Network y la pobreza energética
Estas rehabilitaciones de hogares vulnerables con la instalación de un buen sistema de aislamiento serían mucho más efectivas que otras que se han manejado y que no suponen una solución a largo plazo (bono social, impedir cortes de suministro, ayudas puntuales).
Recientemente ha nacido otra iniciativa de la que somos uno de los principales colaboradores. Se trata del Proyecto PICE Network (Red de Puntos de Información al Consumidor Energético) puesto en marcha por la ACA, una de las 55 beneficiarias del Programa Empleaverde de la Fundación Biodiversidad y cofinanciada por el Fondo Social Europeo (FSE).
ACA y sus colaboradores pretenden con esta iniciativa la mejora de la cualificación de profesionales de entidades públicas y privadas, con el fin de que puedan asesorar a los ciudadanos sobre una gestión eficaz de la energía.
El proyecto formativo (que recorrerá España a lo largo de los últimos meses) culminará con la creación de una red de puntos de información que cuenten con personal cualificado como gestores energéticos y que sean capaces de asesorar a la ciudadanía.

La asociación manifiesta que hay una gran mayoría de personas que desconocen las posibilidades de emprender medidas de mejora de eficiencia energética en sus hogares o las tarifas que tienen contratadas en sus suministros energéticos. Son parte de los más de 8 millones de personas en España que viven en hogares en los que se destina una parte excesiva de sus ingresos al pago de las facturas de la energía y, esto es algo, que en pleno Siglo XXI y como sociedad, no podemos consentir.