Entre los sistemas de calefacción más innovadores, hoy en día destaca el suelo radiante, como una de las soluciones más recomendables en casi cualquier proyecto. Te indicamos en qué consiste esta instalación y qué prestaciones puede ofrecer.
¿Qué es el suelo radiante?
El suelo radiante es un sistema que se basa en la calefacción y refrigeración de superficies radiantes en base a la impulsión de agua a cierta temperatura, a través de unos circuitos de tuberías plásticas instaladas.
Los circuitos están soportados sobre un aislante térmico y se recubren con una capa de mortero de cemento, sobre la que se coloca el pavimento final, ya sea cerámico, de madera o de otros materiales diferentes.
En modo calefacción, el suelo radiante cuenta con agua caliente por todos los circuitos, que provoca que el calor llegue al ambiente por radiación, conducción y convección natural.
En modo refrigeración, el exceso de calor en la estancia es absorbido a través del pavimento y la capa de mortero. Las tuberías, con agua fría circulando en ellas, disipan el calor hacia el exterior del inmueble.
En cuanto al aislamiento del suelo radiante en URSA recomendamos utilizar URSA XPS N-III I un panel de poliestireno extruido que puede utilizarse dentro de un amplio margen de temperaturas.
¿Cuándo se recomienda instalar un suelo radiante?
El suelo radiante es una excelente solución de climatización para cualquier época del año. En toda nueva construcción y en una reforma integral es recomendable, dado que permitirá aprovechar el espacio existente para la colocación correcta de todas las tuberías y de su sistema de funcionamiento.
Es recomendable también cuando se trata de un proyecto de inversión con objetivos a largo plazo. En la práctica el suelo radiante ofrece un óptimo consumo de energía, reduciendo con ello la factura correspondiente mientras se disfruta de una temperatura confortable en el hogar.
También es la solución ideal cuando otros sistemas de calefacción más tradicionales no han resultado eficientes, ya sea por la estructura de la vivienda o por las características de la instalación existente.
Ventajas del suelo radiante
Entre las ventajas del suelo radiante destaca su versatilidad. Sirve tanto para calefacción como para refrigeración, por lo que puede aprovecharse todo el año.
No crea corrientes de aire, sino que distribuye el calor y el frío de la manera más uniforme posible. Con ello consigue un ambiente más confortable y más saludable, ya que además genera menos emisiones de CO2.
Es una solución más eficiente a nivel energético que los sistemas tradicionales. Algo que beneficia tanto al medio ambiente como también a tu bolsillo.
También tiene un aporte estético. El suelo radiante se puede colocar bajo casi cualquier tipo de pavimento y no requiere emisores de calor en paredes o en techos.
Desventajas de los suelos radiantes
Su instalación supone una inversión mayor que con otros sistemas, aunque si se mira a largo plazo vale la pena porque ayuda a reducir el consumo energético.
Por otro lado, requiere más espacio para la instalación de las tuberías y de una capa de mortero de reparto de cargas que funcionará como difusor de la temperatura, lo que significa que implica una obra de mayor envergadura. Por ese motivo se recomienda sobre todo en reformas integrales o directamente en nueva construcción.