(Aclarando dudas de mis vecinos)

Hace un par de días tuvimos la reunión de la comunidad de vecinos que, como ocurre siempre, no defraudó. Allí estábamos todos: la vecina del quinto y sus problemas con la limpieza de la escalera; el señor del tercero que se queja del ruido del vecino del cuarto; el portero enfrentado a la del primero por la hora a la que se deben sacar los cubos de basura; el administrador, cada reunión más ojeroso (me lo imagino en su despacho, tachando los días que le quedan para la jubilación)… y nosotros, los más jóvenes de la sala, con nuestro fajo de papeles bajo el brazo, esperando con paciencia para poder explicarles el problema de las humedades. Tan inocentes.

Una hora y varias discusiones después, según el orden del día, el administrador dio paso a nuestro caso.

«Allí estábamos nosotros, explicando todo a nuestros vecinos» (fuente: http://nomesjoana.wordpress.com/2011/08/29/la-exposicion-oral/)

Les explicamos todo lo brevemente que pudimos en qué consistía nuestro problema y las posibles soluciones que nos habían ofrecido, haciendo hincapié en la posibilidad de aislar por el exterior.

Les enumeramos las ventajas que tendría llevar a cabo una acción así: ahorro en climatización para todos, viviendas más saludables y confortables, revalorización de la propiedad, mejor calificación energética, etc.

Les contamos cómo era el proceso de aislar por el exterior… y esperamos sus preguntas, que no tardaron en llegar:

”¿Cuánto nos va a costar eso?

No demasiado, sobre todo porque el dinero que la comunidad invierta lo vais a recuperar con lo que os vais a ahorrar en calefacción, de 100 a 500 euros al año. Además, podemos pedir ayudas para que nos resulte menos pesada la financiación”.

“Yo no vivo en el edificio, mi piso está alquilado, ¿por qué me tendría que meter en esto?

Porque mejoraría la calificación energética de tu vivienda en el Certificado de Eficiencia Energética y eso te beneficia a la hora de alquilarlo y/o venderlo”.

“Perdona, ¿qué es eso del Certificado de Eficiencia Energética?

Es un documento oficial hecho por un técnico competente (arquitecto o arquitecto técnico), obligatorio desde el 1 de junio de 2013, y donde se incluye información objetiva sobre las características energéticas de un inmueble.

Es decir, el técnico analiza el consumo anual de energía (el gasto de agua caliente, calefacción, iluminación, refrigeración y ventilación) y en función del resultado se emite una etiqueta energética. Las notas van de la A, que es la máxima calificación, a la G”.

“¿Para qué sirve? Porque a mi todo esto me parece un ‘sacacuartos’

La idea es que esta información le sirva al futuro inquilino o comprador para valorar la compra que va a realizar. Es decir, si vas a alquilar un piso y tiene calificación energética G ya sabes que en invierno eso va a ser un colador energético y que la calefacción se te va a ir por las ventanas. Si vas justo de dinero, eso te puede ayudar a elegir otro piso que tenga una nota más alta y ahorrar unos eurillos en climatización. Si vas a comprar, puede ser un elemento para negociar, ya que acondicionarla te puede suponer más o menos dinero”.

Sí, desde el 1 de junio de 2013, para las viviendas en venta o alquiler, como es tu caso. De no tenerlo, te podría caer una multa de 300 a 6.000 euros”.

Al final, no logramos resolver nada de la fachada (mucho me temo que habrá que aislar por el interior), pero al menos nuestros vecinos están algo más informados. ¡Qué no es poco!