(Algunos ejemplos de buenas prácticas)
No has ido a una guardería, colegio, instituto o universidad si alguna vez no te han pedido que guardes silencio. Y es que para atender a las explicaciones de los maestros y profesores es imprescindible estar rodeado por un escrupuloso silencio que favorecerá el rendimiento escolar.
Un correcto aislamiento, desde luego no va a impedir que los alumnos hablen o hagan ruido con sus juegos, pero desde luego sí que los disminuirá notablemente gracias a la absorción del sonido. De esta forma, el ruido no se propagará entre las distintas instalaciones o de un aula a otra y no permitirá que entren sonidos indeseados del exterior.
El aislamiento además tendrá otras muchas funciones en el caso de los centros educativos. Además de frenar los ruidos, es importante que se dote a las instalaciones de un alto nivel de confort. Para conseguir que los más pequeños se encuentren en el colegio como en su propia casa, hay que tener muy en cuenta el control de la temperatura y la calidad del aire interior.
Recientes estudios aseguran también que es imprescindible que los centros educativos cuenten con abundante luz exterior, una buena ventilación, control acústico y programas de educación ambiental. No en vano, si se cumplen estas premisas el rendimiento de los estudiantes puede aumentar hasta un 25%.
Pero además, los estudios aportan otros datos curiosos. El que este tipo de instalaciones cuenten con una buena iluminación puede suponer que se incremente en hasta un 20% el aprendizaje de las matemáticas o que se acelere en un 26% el proceso de aprender a leer.
No menos importante es la seguridad de los más pequeños que pasan un buen número de horas al día en sus centros educativos y de aprendizaje. Para ello, los materiales aislantes tienen que tener una gran resistencia al fuego y actuar en el caso de incendio, como barreras cortafuegos que proporcionen un mayor tiempo de evacuación.
Por último, hay que tener en cuenta a la hora de proyectar un edificio con fines educativos que será un inmueble destinado a pervivir muchos años, por lo que los materiales deben ser sostenibles y de calidad para ayudar a que la vida útil del centro sea la mayor y en las mejores condiciones.
Hoy os traemos cuatro ejemplos de buenas prácticas en centros educativos que han contado con un buen aislamiento desde la concepción de su proyecto.
¿Queréis conocerlos?