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(Ejemplos reales de rehabilitación energética. CAP.I)

«¡Pero qué dices!» «¿Se agastia?» No, no me he vuelto loca, ni se me ha dislocado el sentido del humor (creo…) Agastia, para los que no lo sepáis (que lo normal es que fuese la mayoría de los lectores) es una calle de Madrid capital. Se encuentra en la zona de Arturo Soria, una preciosa área residencial especialmente característica por sus amplias y ajardinadas calles, que se extienden a lo largo de una gran avenida central. Pues bien, en Agastia hay una casa, un bloque de viviendas para ser más precisos, que a mí me da mucha envidia. ¿Por qué? Pues porque hace unos años sus vecinos, en un hecho sin precedentes en la historia de las comunidades de vecinos (no obstante, el caso ha tomado tintes de leyenda y los administradores de fincas padre se lo cuentan a sus hijitos administradorcitos por las noches) se pusieron DE ACUERDO y decidieron rehabilitar la fachada del edificio.
En la oficina son todo un hito; les admiramos y envidiamos a partes iguales. Y por eso, en un arrebato de maldad, alguien ideó el chiste.
Así que, sin lugar a dudas, ésta nos parecía la mejor manera de empezar una nueva serie de entradas en las que queremos hablar de ejemplos reales de rehabilitaciones que mejoran el confort, reducen el consumo y contribuyen a cuidar el medio ambiente. Porque al final, entendemos que la mejor manera de hablar de eficiencia energética es con hechos y no sólo con palabras.

Confort de hogar. Rehabilitación por el exterior.
Agastia  es el primero de nuestros ejemplos reales, por derecho (y envidia) propio. Se trata de un edificio de viviendas que tenía evidentes problemas de aislamiento. En 2012 los vecinos se pusieron de acuerdo (hay científicos que siguen estudiando cómo pudo pasar)  y decidieron rehabilitar la fachada por el exterior, acogiéndose, además, al Plan Renove de Fachadas.
Lo hicieron con la instalación de una fachada ventilada con aislamiento de lana mineral de 14 cm (en este caso se componía de 8cm de URSA TERRA Vento y 6cm de URSA TERRA Vento Plus). En total la obra les costó 68.525 euros, (un 33% menos del presupuesto inicial gracias a las ayudas del Plan Renove de Fachadas), desembolso que habrán amortizado en 4 años y medio gracias a los importantes ahorros en calefacción y frío de los que ya están disfrutando: antes de instalar el aislamiento térmico, los vecinos gastaban de media 2.147,03 euros al año en climatización. Después, el importe se ha reducido a los 874.

, La calle, si se pisa, se «agastia»

El edificio antes de la reforma (fuente: URSA.es)

, La calle, si se pisa, se «agastia»

Agastia durante la obra (fuente:URSA.es)

, La calle, si se pisa, se «agastia»

El edificio rehabilitado. (fuente: URSA.es)

Antes de finalizar, sólo un dato más: en aislar mi casa (50m2) por el interior, me gasté cerca de 8.000 euros (material, mano de obra y tiempo de permanencia en otra vivienda hasta el fin de la reforma). Los propietarios del inmueble de la calle Agastia soportaron una derrama de 5.500 euros…
Otro factor más a tener en cuenta, ¿no os parece?